En la década de los noventa la empresa amplía su cartera de clientes de la gran minería, con contratos de perforación en Chuquicamata, Andina, El Teniente, Michilla, y en los proyectos de Carmen de Andacollo, como Nevada (futuro proyecto Pascua Lama) a 5.200 msnm, usando metodología diamantina o con aire reverso. Extiende su campo de acción a todo el país, desde Coyhaique hasta la frontera con el Perú, donde realiza sondajes para la Compañía Minera Azufrera de Tacora a una altura record de 6.000 msnm. Al mismo tiempo, la compañía consolida su posición de líder en el ámbito de los trabajos geotécnicos, al adjudicarse la mayoría de los contratos de inyecciones licitados en el país.

Durante la última década, la compañía se consolida como contratista general de especialidad en la industria nacional.